Durante su mensaje ciudadano tras la toma de posesión como alcalde del municipio de Querétaro, Felipe Fernando Macías Olvera afirmó que se las acciones prioritarias serán enfocadas el transporte público comunitario para Santa Rosa Jáuregui, la creación de guardias cívica, auxiliar y vial, la construcción del CAM Norte y la participación ciudadana en la obra pública.
Afirmó que se cuadruplicará la inversión en servicios públicos y se fortalecerá la Secretaría de Seguridad Pública Municipal.
“Querétaro ha sido víctima de su propio éxito. Hemos crecido, sí, pero también ha generado una brecha social enorme. Por eso, cada política de mi gobierno irá contra la desigualdad social, para emparejar la cancha”.
Reiteró que su gobierno buscará soluciones inmediatas a los problemas que aquejan a la capital queretana. Sin embargo, reconoció que el crecimiento acelerado de la ciudad ha traído consigo un aumento de la desigualdad y la injusticia.
El alcalde presentó su Plan Orden, un proyecto que contempla tres ejes para estructurar la atención de los problemas: orden en la resolución de conflictos prioritarios, orden en el funcionamiento interno del gobierno, y orden en la convivencia social. Un planteamiento que, aunque ambicioso, no estuvo exento de cierta incomodidad entre los asistentes, quienes escuchaban promesas de cambios en una ciudad que lleva tiempo atrapada en sus propios retos.
Macías, lejos de presentar un panorama idealista, reconoció que la ciudad enfrenta problemas profundos y arraigados que no se solucionarán de inmediato. “Hay cosas que se deben replicar”, insistió, pero su tono no reflejaba una total convicción, como si el peso de la tarea por delante fuera más denso de lo que él mismo quisiera aceptar.
En cuanto a la operación del gobierno municipal, el alcalde propuso tres reglas básicas: un gobierno disciplinado y organizado, cero tolerancia a la corrupción, y una estrecha colaboración con el gobernador Mauricio Kuri González. A pesar de estas palabras, la realidad parece mantenerse desafiante, dejando abierto el interrogante de hasta qué punto se podrá transformar Querétaro desde sus propias estructuras, tan llenas de promesas y expectativas no cumplidas.
